En esta oportunidad y con mucho entusiasmo entrevistamos a una escritora que abarca una gran variedad de géneros literarios para niños, jóvenes y adultos. Tuvimos una plática con la facilidad que nos brindan las nuevas tecnologías que enorgullece el trabajo que realizamos en CLUB DE LECTORES. La maestra Berta nos dice: Quiero agradecer la oportunidad que me ofrece Club de Lectores de estar en contacto con los maestros y las maestras. Los admiro mucho, también a los promotores de lectura. Trabajar con ellos es un placer y una esperanza porque su tarea tiene un efecto multiplicador. Los niños y los adolescentes necesitan el incentivo de la lectura para abrirse al mundo y elegir su propio camino.
Me gustaría que nos comente sobre su trayectoria como escritora, promotora de teatro y formadora de lectores.
Tuve la suerte de crecer en una casa en donde la lectura era parte de la vida cotidiana. Además, mi mamá nos llevaba los sábados al teatro Orientación a ver las obras que presentaba " El zapatero remendón". Cuando cumplí 10 años, me invitaron a trabajar con el grupo y fui la niña más feliz del mundo. Desde entonces, todo se fue dando al mismo tiempo. La lectura me llevó a la escritura; ver teatro me llevó a desear subirme al escenario y, más tarde, a escribir obras de teatro. A todos los preescolares les gusta jugar al teatro, por algo se le llama la edad del juego dramático. Los niños necesitan representar situaciones para entender mejor la realidad y reordenarla. Y, a veces, uno crece y se da cuenta de que no quiere apartarse de esa práctica. Decide entonces dedicarse a inventar historias, no sólo para sí mismo sino para compartirlas con otros, con otras.
Maestra ¿qué diferencia hay entre los actores que representan a diferentes personajes de una obra de teatro y los lectores cuando leen una novela o un cuento donde aparecen otros personajes, pero ahora en un relato impreso?
Tu pregunta me importa muchísimo y me ha ocupado al preparar pláticas para maestros, promotores de lectura y libreros alrededor de la idea: el teatro también se lee. No estamos acostumbrados. Se piensa que el teatro es solo lo que vemos en escena. Pero todo montaje ha sido impulsado -o al menos apoyado- por un texto, y algunos de ellos son tan deliciosos de leer como un cuento o una novela. En mi casa de infancia había una colección en varios tomos, llamada "El libro de oro de los niños". Contenía poemas, crónicas, cuentos, breves ensayos y una sección especial dedicada al teatro, bajo el título de"Arriba el telón". Traía fragmentos de obras teatrales, que nos gustaba leer y representar. No era una lectura rara o difícil. Pronto nos dimos cuenta que en estos textos no había narrador, sólo diálogos e indicaciones. Supimos que en el teatro las cosas suceden. Leer la obras entre varios era muy divertido: cada quién estaba a cargo de las líneas de un personaje, y alguien más leía las acotaciones. De aquí había un solo paso hacia la representación, que pese a ser improvisada, nos permitía entrar en los zapatos de otro y ver desde ahí la vida.
¿Qué nos puede platicar acerca de la coordinación de talleres de escritura creativa?
Me formé como coordinadora de talleres de escritura con la maestra Ethel Krauze. Con ella obtuve las bases para compartir los principios de cada género literario, a partir de diversas lecturas. Y luego, por supuesto, apoyar a cada participante en la escritura de sus propias creaciones. He impartido talleres de todo tipo para personas de lo más variadas, a lo largo de más de treinta años. Es una tarea que me entusiasma hasta hoy en día. Acompañar a otros a descubrir la capacidad propia de expresarse por escrito es una aventura de aprendizaje para todos los integrantes del taller, incluyendo al coordinador. No solo entra en juego ejercitar el uso del lenguaje y de la imaginación, también se da una continua refl exión colectiva sobre los sentimientos, creencias y conductas de los seres humanos. Me parece que para los niños y los jóvenes es una práctica estupenda en su formación ética y afectiva.
De regreso a la lectura de textos dramáticos, pienso que hay diferentes formas de lectura: una cosa es leer una obra teatral y otra, leer una puesta en escena.
Claro, porque cuando leemos teatro somos el director, el escenógrafo, el vestuarista y el iluminador de la obra. La vamos armando con los ojos de la mente. En cambio, cuando vemos una puesta en escena, recibimos la interpretación que han hecho de ella los artistas involucrados. Resulta interesante asistir a la función de una obra que hemos leído; podemos comparar nuestra versión imaginaria con la que ha realizado el equipo escénico. Creo que lo ideal, y lo intento en los talleres de dramaturgia, es tener los dos tipos de experiencia. Me gusta pensar que los asistentes muy jóvenes suman a los aprendizajes de lectura y escritura, el que se refi ere a ser un espectador de teatro atento y crítico.
¿Cómo intervienen las nuevas tecnologías en esta realidad?
La pandemia nos obligó a echar mano de las tecnologías. Aprendimos para no frenar el trabajo. Las restricciones nos llevaron a organizar lecturas dramatizadas, talleres virtuales y video-teatros, utilizando las herramientas digitales a mano. Tuvimos buena respuesta. Muchos niños, papás y maestras hallaron un rico entretenimiento para esos tiempos de encierro. No se lograba la misma cercanía que tiene lo presencial, pero podía participar gente de lugares muy diversos. Pienso que no debíamos perder por completo las posibilidades de esta forma de comunicación
¿Qué podría decir a los maestros para que se fomente y promueva la lectura de teatro y las actividades teatrales que se derivan de ella?
Me gustaría invitarlos a explorar distintas lecturas, a probar leer teatro y asomarse a los escenarios. Hay que descubrir el goce que depara el teatro escrito para poder transmitirlo, contagiarlo.
Numero 82
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