Élmer Mendoza Los maestros tienen que inducir a niños y jóvenes a comprender lo que leen
Por Virginia KrasnianskyUna mañana de fin del invierno en la Ciudad de México entrevistamos al escritor Élmer Mendoza, para acercar a los maestros y público en general a un autor de Culiacán, Sinaloa; así se presenta a los lectores: Nací en Culiacán, Sinaloa; estudié en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en el Instituto Politécnico Nacional (IPN). Los títulos de tus libros, la temática que tratas en general y la realidad circundante en la que vives ha hecho que tus libros sean definidos como narco-literatura.
¿Cómo definirías tú el género literario que escribes?
Mira, yo no sé qué les pasa a otros autores, pero yo me concebí. En la UNAM encontré toda la literatura que era fuerte, ejemplar. Autores que me marcaron mucho, entre ellos James Joyce. Mi maestro de literatura inglesa era fanático de James Joyce y lo definía como el autor insuperable. Entonces, yo me esmeré porque quería superarlo. Me refiero a mi maestro mexicano, el enorme escritor Fernando del Paso, que es el joyceano mexicano por excelencia. Yo le conté sobre mis necesidades y deseos y él me dijo: "Siga con su proyecto, es muy buen proyecto". Mi escritura y literatura es propia, no quiero que sea igual a la de otros escritores. Tardé dieciocho años en darme cuenta, y eso tiene que ver con, en primer lugar, dejarme seducir por las historias que me rodean y, en segundo, conseguir una amalgama entre la norma estándar del español y el lenguaje callejero. Eso me llevó mucho tiempo de trabajo, porque trabajé sobre la concepción de que las palabras, algunas desconocidas, tienen que tener un lugar exacto y tienen que tener una sonoridad. Aunque los lectores no entiendan lo que les relato, tienen que escuchar las palabras y ser seducidos por el sonido de las mismas. Mucho tiempo después, mi maestro brasileño Rubem Fonseca, escritor y guionista de cine, me dijo que ésa era una idea de Italo Calvino, escritor italiano. Por todo esto tardé mucho en publicar mi primera novela.
¿Cuál fue tu primera novela?
Se llama Un asesino solitario. Cuando la presenté en la casa editorial me preguntaron: "¿Qué crees que has escrito?" y respondí: "Una novela de lenguaje", y ellos dijeron: "No, has hecho una novela de violencia y te van a calificar como autor de narco novelas; yo dije: "Pero no hay nada de eso en el texto". La respuesta fue que por el lugar en donde vivo y la trama de la historia, se llama novela negra y es un género nuevo de literatura.
En tus libros hay un personaje, un detective llamado "el Zurdo Mendieta"; me llama la atención el nombre porque tiene que ver con lo que antes mencionabas sobre la musicalidad y el contenido de las palabras.
Mira, eso para mí está muy trabajado, por eso tardo tanto en publicar un libro. En una entrevista a Julio Cortázar, él dijo que James Joyce utiliza treinta mil palabras en su obra Ulises; ahora los jóvenes utilizan doscientas cincuenta palabras para comunicarse y hay un dato que señala que los estudiantes de doctorado en la Universidad utilizan 750 palabras. Por eso, cuando pensé y creé al Zurdo Mendieta, consideré el concepto de la música debido a la influencia de los autores nombrados y el concepto del contexto en que vivo, así pienso en los nombres. Es necesario crear dos nombres; primero, un apellido largo y nombre corto y luego, en el relato policíaco es muy necesario un apodo, porque el personaje es dinámico, siempre está en acción.
Tú también eres promotor de la lectura, ¿cómo realizas tu tarea?
Durante treinta años trabajé en el Instituto de Cultura de Sinaloa, en la formación de escritores y promoción de la lectura. También realicé mucho trabajo de campo en orfanatos, estancias juveniles, prisiones, centros de rehabilitación de drogadictos y desde luego en clubes de lectores de señoras. Desarrollé una forma de trabajar con grupos marginales, específicamente para generar un sentimiento de esperanza. Ahora mismo, soy cabeza de una cruzada por la lectura en Sinaloa y me gustaría que ustedes nos visiten para unir fuerzas. Los maestros tienen que inducir a los niños y jóvenes a comprender lo que leen. Por medio de ejercicios lúdicos, arribar a la lectura de comprensión.
Por lo que comentas, me doy cuenta que tu promoción a la lectura es por deseo y no por decreto. ¿Crees que es una necesidad trasmitir a los maestros esta pasión para que fomenten la lectura?
Esto tiene que ver con las emociones. La emoción es un derecho humano que lleva a tener motivaciones, y eso lo permiten los libros. La lectura motiva las emociones de la vida diaria.
Esta denominación de "novela negra" antes se llamaba "novela policíaca". Había autores como Agatha Christie, sir Arthur Conan Doyle, Alfred Hitchcock y otros. ¿Cuál es la diferencia entre la novela policíaca y la novela negra?
No pienso demasiado en eso, pero antes, la novela policíaca era considerada un género menor; desde que grandes autores, como T.S. Eliot, Premio Nobel de literatura, confesaron que eran lectores de novelas policíacas, entonces los académicos modificaron las nominaciones, y las editoriales y críticos clasificaron sus colecciones. Lo que hay que destacar es que no es un género menor. ¿Qué opinas de los nuevos soportes electrónicos para fomento a la lectura? La base de todo soporte de lectura es la escritura. Yo no me preocupo por en qué soporte van a leer mis textos, lo que me ocupa es que los lean, que comprendan los temas que trabajo y que éstos siempre responden a mi estado mental. Es la casa editorial quien decide el soporte de edición. El derecho de emocionarse es humano y no depende de la vía en que se lee.
Actualmente, se hace mucho hincapié en que hay que promover la lectura en determinados formatos. Hay cuestionamientos sobre el uso de la tecnología y sobre si es literatura lo que se lee en una computadora. ¿Qué nos puedes decir al respecto?
La literatura es una institución y puede existir en los medios, pero yo digo que en las redes también hay muchos textos que no son literatura. Hay textos informativos, divertidos, lo que quieras, pero la literatura como institución tiene sus reglas; es realmente un arte y es un arte que nace de la circunstancia emotiva del autor. También hay que considerar que hay circunstancias inteligentes que permiten colocar el texto en determinada clasificación literaria.
¿Qué podrías decir a los maestros para apoyar el fomento a la lectura?
He trabajado mucho con maestros y los respeto muchísimo. Les diría que tienen que pensar en el país en que vivimos. Tienen que pensar en la misión que tienen. Pensar no sólo en los temas de riqueza o belleza naturales o quizás en nuestra historia, sino también en los problemas que tenemos que enfrentar todos los días. Hay que inducir a los niños a descubrir su verdadera vocación. Tienen que creer en sí mismos, para así poder trasmitir los beneficios de la educación y amar ir a la escuela.
¿Escribes también para jóvenes?
Sí, escribí No todos los besos son iguales y los jóvenes han disfrutado mucho ese libro, pues el texto despierta curiosidad y es al mismo tiempo provocador, para crecer. Para finalizar, quisiera enviar una idea a los profesores: Nunca hay que darse por vencido, pero siempre hay que darse una oportunidad para recrearse. Agradezco a Club de Lectores el trabajo que realizan y seguimos juntos en la tarea de fomentar la lectura.
Numero 67
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