Hay una similitud entre profesores, maestros y médicos, todos escuchamos mucho

| POR Virginia Krasniansky
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Dr. Arnoldo Kraus
Hay una similitud entre profesores, maestros y médicos, todos escuchamos mucho

Por Virginia Krasniansky

En Club de Lectores siempre respondemos a lo que las circunstancias nos señalan. En esta oportunidad, realizamos una entrevista diferente, con una propuesta distinta, en un espacio que sorprende y contagia por la magia que desprende.

ABC

son letras del abecedario y también el nombre del Hospital American British Cowdray .

En él, llegamos a un consultorio lleno de objetos que enuncian mensajes diversos. Allí, entrevistamos a un médico que es escritor y que se define como aficionado de la escritura. Platicamos sobre la promoción de la lectura, la misión curativa que ésta tiene, los libros y el resultado balsámico que producen para el dolor.

Me gustaría que los maestros conozcan la diversidad de oportunidades que existen para realizar actividades educativas y curativas. ¿Cómo te presentarías?

Hay una similitud entre profesores, maestros y médicos, todos escuchamos mucho; hay otras profesiones o actividades que también escuchan. Las enfermeras, los religiosos, los terapeutas escuchan; los políticos no escuchan, pero en muchas profesiones tenemos la obligación de escuchar. Mi experiencia como médico es escuchar historias que parten del dolor. El paciente tiene una narrativa de lo que está viviendo y en general no son relatos inventados, por eso atesoro la comunicación y escribo para compartir conocimiento y experiencias. No todo lo que escribo se refiere a medicina o dolor.

En ese intercambio de diálogos y confesiones, ¿consideras que se aprende?

Escuchar es una función importante del ser humano, es algo que se está perdiendo. Yo tengo un ensayo muy amplio que se llama Escuchar , y digo que esta habilidad se está perdiendo porque todo se ha hecho líquido. Me refiero a la fragilidad de los vínculos humanos; éste es un concepto de Zygmunt Bauman. En estos tiempos en que vivimos, la capacidad de escuchar es cada vez menor; por eso, el concepto de amor líquido, de amistad líquida, tiene que ver con la velocidad. En la escucha, la liquidez está presente; el tiempo de ver a la persona, quizás por la tecnología, se ha perdido. Mi amigo Guillermo Fadanelli dice "que la conversación es un arte en extinción", quizás porque algunos no saben hablar y otros no saben escuchar.

En tus libros se tratan temas muy importantes que tienen que ver con la singularidad del lector, sobre que cada lector escucha de manera diferente lo que lee, por ejemplo en cuanto a lo que tiene que ver con la muerte y los orígenes. Cuando escribes, ¿piensas en tus lectores y en dejar una huella de enseñanza?

Lo que queremos los escritores es que nos lean; eso de dejar una enseñanza creo que sería muy pretencioso de mi parte. Algunos de los libros que escribo son textos muy profundos, pensados, repasados, ilustrados e investigados, y mi interés es el bienestar del ser humano. Compartir historias de mis orígenes, por ser hijo de supervivientes del holocausto, me obliga a tratar temas profundos e importantes como memoria y olvido, a pensar quién es el otro. En mis escritos también manifiesto y reflejo mi infancia con dolor, porque no había familias, tíos, primos con quien compartir abrazos, y hasta te diría que por esa circunstancia escogía ser médico debido a que es una profesión que facilita intercambiar y dar. Quiero enfatizar que no escribo para enseñar, escribo para mí y si eso deja enseñanza, me encanta.

Me interesa transmitir a nuestros lectores, que en su mayoría son maestros y maestras de escuelas públicas en muchos estados de la República, que tus libros marcan una forma diferente de literatura. Tú has escrito libros con títulos de apología y sé que una apología es una alabanza, ¿cómo logras la comunicación con un artista plástico como Vicente Rojo o un diseñador gráfico como Alejandro Magallanes?

Escribí cuatro libros con Vicente Rojo y estamos trabajando en un nuevo libro sobre apología del papel; es un regalo de la vida y me siento muy orgulloso. La comunicación con otros artistas, como Alejandro Magallanes, también me permite disfrutar el género de relatos cortos que dejan mensajes diferentes y formas de expresión distintas, con diseños que remiten a otra manera de leer. El relato breve me gusta porque escribo en los tiempos libres entre paciente y paciente. En la mayoría de esos relatos, trato de ser irónico o sarcástico y dejar ideas. En los relatos breves hablo de amor, de desamor, de política, de lo que nos sucede en la vida cotidiana...

¿Has recibido algún tipo de comentarios de los lectores sobre tus escritos o tus libros?

Muchos de los textos de los relatos breves son ficción, pero otros no lo son, las ideas proceden de la realidad que vivimos, de la radio, del periódico o de otros medios de comunicación. Quiero compartir una experiencia que sucedió cuando presenté mi libro No eran letras, eran hormigas . Se acercaron a mí dos personas para que les autografiara el libro y siempre, antes de hacerlo, pregunto "¿a qué se dedican?"; eran maestros de secundaria que recomendaban ese libro a sus alumnos. Ellos me compartieron y comentaron que los jóvenes, al leer algunos relatos, se emocionaban y se identificaban con algunos personajes. Eso, para mí, es un premio muy grato.

Hay diferentes opiniones sobre el impacto que tienen las nuevas tecnologías en la educación y especialmente en el fomento a la lectura; ¿qué nos puedes decir al respecto?

En general, las nuevas tecnologías a las que te refieres y en especial las que tienen que ver con la medicina, sin olvidar las referentes a la comunicación a las que estamos todos supeditados -por ejemplo, los teléfonos celulares- tienen, como todo, caras buenas y caras malas. Un educador me dijo una vez que cuando los alumnos dejen de escribir con caligrafía uniendo las letras, por ejemplo, la colita de la a con la c y la colita de la e con la m, quien va a perder es el alumno, porque esa acción lo hace pensar de cierta forma y utilizar su cerebro de manera particular. Así, las tecnologías, si las usas bien, son muy adecuadas. Considero que el papel es un objeto indispensable; de hecho, estoy escribiendo una apología del papel. Creo que una forma inteligente de encarar la tecnología, es utilizar los aparatos de forma correcta. Para leer o para saber no hay que enfrentar los instrumentos de apoyo, hay que encontrar sinergias que se retroalimenten. Las nuevas tecnologías deben aportar bienestar al enfermo, deben facilitar los caminos del conocimiento. En medicina, las nuevas tecnologías son muy útiles, pero, a veces, dependiendo quién interpreta la información, pueden ser muy nocivas y excluyentes. La técnica ha transformado el valor del conocimiento. La inteligencia artificial ha rebasado el mundo de la ficción. La imposibilidad médica de cuantificar el dolor por medio de estudios científicos exige "mirar el dolor" por medio de la palabra. Recomiendo un documental que se llama La obsolescencia programada ; el mensaje de la finitud de los objetos, de la reducción deliberada de la vida de un producto para incrementar su consumo es muy real.
Para finalizar, Club de Lectores agradece al doctor Arnoldo Kraus la oportunidad de compartir con nuestros lectores sus reflexiones y así continuar abonando conocimiento y sabiduría para una mejor educación.

Numero 65

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