Por el poder de la palabra, los libros también tienen una función social

| POR Virginia Krasniansky
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Llegamos una mañana de otoño a la Casa Lamm, en la Colonia Roma de la Ciudad de México y nos encontramos con Christel Guczka. En una plática informal, le contamos que Club de Lectores es un punto de venta dirigido a maestros y público en general para fomento de la lectura. Más bien es una librería con formato de papel. Luego, le preguntamos si nos permitía hacerle una breve entrevista y publicarla en nuestra revista-catálogo, para que nuestros lectores conozcan más profundamente su obra.

Cuéntanos quién eres tú le dijimos con afectuoso interés, ya que nuestro deseo es acercar autores a los lectores.

Soy una autora que comenzó escribiendo para público adulto. Mis primeras obras fueron escritas en géneros como teatro, novela, cuento, y luego de explorar este tipo de público me llegó una oportunidad laboral en una editorial muy grande y reconocida. Mi trabajo era antologar su biblioteca, clasificar los libros por edades lectoras, por géneros y, sobre todo, prestar mucha atención a la literatura infantil con el fin de apoyar los libros que se publicaban ahí. Fue hasta entonces donde se dio ese descubrimiento literario y nació mi interés por escribir también para niños y jóvenes, sobre todo cuando recordaba que mis lecturas de infancia no tenían nada que ver.

¿Desde cuándo escribes para niños y jóvenes?

Llevo ya veinte años escribiendo, pero materiales de literatura infantil sólo los últimos diez, poniendo énfasis en temas que son difíciles, en algunos casos tabú. Muchos los llaman literatura perturbadora, pero creo que eso de "perturbadora" tiene que ver con que es lo que no se nombra, lo difícil, socialmente hablando, lo que se censura. Son temas que cuestan trabajo abordar desde las aulas y desde casa, por creerse que son poco pertinentes para los pequeños. Fue justo por esta poca exploración que se tenía del género como comencé a escribirlo.

¿Qué temas son los que consideras que ocupan esta área marginada?

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Hay muchos, como la violencia en cualquiera de sus manifestaciones, guerra, trata de personas, muerte, diversidad sexual, en fin..., temas que pueden resultar crudos y su tratamiento debe ser especial. Es por esta razón que he pretendido escribir historias que se sostengan por su contenido, no de autoayuda. Cuando alguien es violentado, hay un resquebrajamiento individual y social. Por eso es que la lectura es tan importante, porque nos permite encontrar nuevas formas de relacionarnos cuando nos identificamos con algún personaje, historia o escena. Justo por ese poder de la palabra es que los libros también tienen una función social.

¿Me puedes decir si se han realizado adaptaciones para cine con argumentos de tus libros?

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Se han realizado adaptaciones para obras de teatro, y me honra decir que han tenido buena aceptación. La más reciente, una obra juvenil sobre la violencia hacia las mujeres, se representó en el Foro Shakespeare y se llama La reina ha muerto. También se montó en la Penitenciaría de Santa Martha Acatitla y los mismos internos trabajaron la obra. En cada adaptación los directores tuvieron en cuenta al tipo de público que asistiría a las funciones, tanto jóvenes como adultos.

¿Crees que hay algún tipo de literatura que puede ser reparadora o bálsamo para trabajar la resiliencia en situaciones difíciles, como por ejemplo el terremoto o sismo que acabamos de vivir?

Me cuesta trabajo pensar en hacer un catálogo o jerarquizar materiales convenientes para tal o cual situación o circunstancia. A cada lector le llama un texto diferente, y en los libros cada uno encuentra las respuestas que necesita, ya sea a través del humor, la fantasía o el realismo.

¿Cómo se acomoda tu escritura a los formatos y soportes de lectura de la era digital?

Al principio pensábamos que la tecnología representaba un peligro para los libros impresos en papel, pero nos dimos cuenta que es una herramienta más en el fomento a la lectura. Mi experiencia en talleres con niños, con padres y con maestros es que no importa el medio, sea digital o en papel, y que lo que hay que rescatar y dar impulso es a los contenidos que tienen los libros. Las nuevas generaciones tienen una gran facilidad para manejar los lenguajes digitales, que en general para los mayores son más difíciles; por esto, creo que lo digital es muy útil para el fomento a la lectura. El reto es utilizar los nuevos formatos a nuestro favor.

¿Qué nos puedes decir del proyecto que diriges, que se llama Leerapia?

Es una asociación que hace pocos años surgió, justamente por el trabajo literario que realizo. Al incursionar en temas difíciles, consideré que era importante abonar el trabajo de otras representaciones artísticas para complementar el mensaje de los relatos, cuentos o novelas. Quería trascender en las historias de mis interlocutores lectores, pues observé que en las presentaciones de mis libros el público siempre hacía relatos de sus propias experiencias. Por esto Leerapia abarca otras artes, como pintura, escultura, música, teatro, fotografía... Nos juntamos un grupo de amigos y trabajamos para que todas las artes sirvan como herramientas al servicio de comunidades vulnerables como medio arte-terapéutico. Somos profesionales de diferentes áreas: bailarines, actores, psicólogos, pintores, escritores, músicos..., y vamos a lugares como escuelas, hospitales, comunidades indígenas, orfanatos, asilos, etc y ofrecemos talleres en los que se trabajan temas que permiten la libre expresión, catarsis y cambios de conducta que, al mismo tiempo, cumplen una función social.

¿Qué respuestas has tenido en esta experiencia de Leerapia por parte de tus lectores o público que te sigue?

Al escuchar la palabra "Leerapia" pareciera que hablo nada más de literatura, pero va más allá. Nos leemos a través del otro, por medio de los silencios, de las palabras no dichas; nos leemos a través de nuestras creaciones, por eso reitero que el leer va más allá de la literatura. Los resultados son buenos, aunque a veces a largo plazo; siempre somos acompañantes de los procesos terapéuticos. Así, los resultados son maravillosos.

Esta propuesta colectiva es integradora para beneficio de la educación. ¿Crees que hay una fórmula para que los maestros puedan cambiar la forma de trabajo y que se puedan obtener resultados positivos en los modelos que existen?

Los padres y maestros deberíamos perder el miedo trabajando en casa, frente al aula, en una biblioteca, y conocer nuevas formas de contacto con los niños; para ello necesitamos reeducarnos en los beneficios de las artes. Para fomentar la lectura y desarrollar la comprensión lectora debe haber una experiencia vivencial; la lectura que emociona y que contagia es la mejor manera de fomentar la lectura. No hay fórmulas escritas, lo que importa es la calidad y el proceso cognitivo para dar significado a la lectura. Agradezco a Club de Lectores esta oportunidad de acercarme a los lectores para que mis libros y la lectura en general llegue a más gente.

Numero 62

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