Para aprender a leer hay que aprender a escribir

| POR Virginia Krasniansky
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Vamos a entrevistar a Ángeles Mastretta, ¡qué emoción! Sus libros con relatos que describen la realidad circundante permiten descubrir a la autora que hoy presentamos.
La cita es en su casa, una residencia llena de recuerdos y objetos significativos en una colonia muy tradicional de la Ciudad de México.

Ángeles, sabemos que tú eres periodista y escritora, ¿cómo es tu formación?
Soy más escritora que periodista; cuanto más pasa el tiempo soy más escritora.

¿Puedes decirnos cuál es la fuente de tu inspiración?
Los maestros deben de saber que la inspiración es algo que sucede mientras trabajamos. En mi caso es cuando estoy escribiendo; ahí sé si algo me salió bien. Del mismo modo, el maestro en su clase, al transmitir conocimiento con compromiso, requiere de inspiración. Se requiere tener disciplina diariamente, una disciplina que obligue a sentarse y trabajar sobre la idea o el conocimiento a trasmitir a los alumnos o al público en general.

¿Es tu observación de la realidad circundante tu fuente de inspiración?
Yo tengo fascinación por la gente. Así como hay personas a las que les encanta imaginar guerras o crímenes, eso no es lo mío. A mí me gusta mirar a la gente que tengo cerca, y me gusta escribir sobre gente que se parece a nosotros. Mis personajes están emparentados con amigas mías, y también con mi familia. Yo observo a mi alrededor e imagino a mis personajes. Los personajes los invento a partir de lo que veo. Desde niña, siempre me interesó lo que hace y piensa la gente.

Lo que tú comentas me parece muy importante. ¿Crees que los maestros deberían motivar a los niños a que cuenten historias y así fomentar la lectura y escritura?
Sí, creo que los maestros deben ser motivadores para que los niños escriban y que sus historias sean leídas, y de esta forma conocer otras miradas de la realidad. Sobre todo, hay que enseñar que lo que a la gente le pasa, es importante. ¿Y por qué es importante contarlo? Porque una de las razones por las que leemos es para encontrar a otros y también para encontrarnos a nosotros mismos. Los lectores nos enamoramos de los personajes de los libros porque los sentimos cercanos. Los autores pueden llegar a ser parte de nuestras familias desde el sentimiento. Por eso insisto en que la lectura se promueve fomentando la escritura.

¿Qué sugieres a los maestros para que impulsen la escritura en beneficio de la lectura?
Mira, recuerdo que cuando yo estudiaba en la escuela primaria había una actividad cotidiana que se llamaba "Composición, tema libre". ¡A mí me encantaba!; los maestros nos decían que escribiéramos lo que quisiéramos y yo era la niña más feliz. Creo que esa actividad, o materia, ya no existe, y pienso que se debería de retomar, pues creo que para aprender a leer hay que aprender a escribir. No digo que hay que ser escritor. Del mismo modo que cuando cantas no necesitas ser cantante profesional, sino que es una manera natural de expresar el sentir.

En tus libros hay muchos personajes mujeres y los hombres son muy libres y respetuosos; ¿podrías contarnos si en tu familia, en una sociedad tan tradicional como es la de Puebla, los hombres eran o son así?
Crecí y viví en una familia de hombres que no eran opresores ni avasalladores. En mi casa, no se establecían diferencias respecto a los derechos y obligaciones de niños y niñas, ni en lo que se esperaba de ellos. Había un enorme sentido de equidad. Mi batalla como mujer la tuve que empezar a dar de grande.

Gracias a las nuevas tecnologías y a los formatos electrónicos de lectura, tus novelas y relatos se conocen en otros países, ¿has notado si tus libros tienen más lectores ahora?
Ahora se lee más que antes, eso sin duda. Todos tenemos un teléfono, escribimos y leemos. Cuando yo era niña, la gente no leía y no se hablaba de ese tema. La diferencia es que ahora sí se habla y hay quejas de que la gente no lee, pero hay muchos más instrumentos de comunicación que nos mantienen informados.
La labor y el trabajo que realizan los maestros es muy importante y, sobre todo, cuando el compromiso y la vocación marcan y ofrecen elementos de formación.

Agradezco a CLUB de LECTORES este encuentro, y los felicito por el trabajo que realizan al acercar a los autores con los lectores. Una buena educación despunta en la formación y capacitación de los maestros y de los alumnos para ser cada día mejores.

Numero 55

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