En las oficinas de la editorial Cal y Arena, en la colonia Condesa de la Ciudad de México, entrevistamos a Rafael Pérez Gay. Este escritor y periodista de larga trayectoria permite que conozcamos su trabajo y nos da su opinión sobre la lectura, la escritura y la creación literaria.
Rafael, me gustaría que nos cuentes, para los maestros y el público en general, ¿qué tipo de escritor eres, quién eres?
Te cuento, con mucho gusto. Yo llevo más de treinta y cinco años escribiendo en la prensa literaria mexicana. La primera nota que publiqué fue por la década de 1970, en el legendario y viejo periódico Uno Más Uno, e inicié allí un camino que tiene que ver con mi obra en general, es decir literatura, ficción, periodismo. Me hice en la prensa y también en la carrera de letras francesas, que cursé en la UNAM. De esas dos vertientes emergen mis libros, y he publicado diez. El primero de ellos en 1988, y se llama Me perderé contigo; el más reciente en 2010, El corazón es un gitano. En mis libros hay tres grandes caminos: la crónica, el relato súbito de vida cotidiana; el cuento y el relato; la novela. Asimismo, he escrito ensayos sobre la historia mexicana del siglo XIX. Ensayos de las encrucijadas del fin de siglo mexicano, el cambio del siglo XIX al siglo XX, pues creo que allí están las claves más importantes para entender nuestro pasado y nuestra cultura. Esto permite entender quiénes somos.
En esta forma de escritura, de crónicas y relatos tú describes la realidad del momento, es decir, del presente en el que escribes. Pero, ¿cómo ves la realidad actual de México?, ¿cómo la describirías?
Mira, la literatura a la que yo soy afín tiene que tener determinadas características: debe ser muy clara, aspirar a la profundidad, incitar y provocar al lector, y tiene que revelar como un chispazo o como un estallido algo del momento que se está viviendo. Ningún escritor puede salirse de su propia piel, de su propia historia. Por ello en todo lo que yo he escrito hay siempre un toque de periodismo y de crónica. Ésta es un tipo de género anfibio que sube por el relato, baja por el cuento, penetra en la novela, puede incluso introducirse en el ensayo y salir por él en lo que llamaría "ensayo personal". Para mí el periodismo es un instrumento fundamental a la hora que escribo y el uso que se le puede dar es muy útil para mezclarlo con la ficción.
Rafael, ¿en tu escritura abres puertas para educar y provocar preguntas a fin de que los lectores descubran situaciones y realidades circundantes?
Las preguntas que se ha hecho la literatura desde que se escribió Gilgamesh (la epopeya de Gilgamesh o el poema de Gilgamesh es un relato de origen sumerio, considerada la narración escrita más antigua de la historia, 2,400 años a. C.), se resumen en dos fundamentales: ¿qué hacemos aquí, a qué hemos venido?, y ¿por qué estamos aquí? De todo esto se desprende la vida, la muerte, el amor, la traición, la lealtad, la paternidad, el dolor, el sufrimiento. Responder a estas preguntas es responder un poco por nuestro lugar en este mundo y por eso digo que son las dos preguntas fundamentales. En cuanto a educación y literatura... No me parece que un escritor deba escribir con la idea de que va a educar a un lector. Esa idea prosperó en México durante el siglo XIX; la gran escuela de Ignacio Manuel Altamirano y la gran escuela nacionalista de José Vasconcelos sostenían que escribir era educar. Con el tiempo esto cambió a que la escritura y el acto de escribir tienen que ver más con la creación y con la idea de que el lector sea más apto para la vida. Ésta es una idea del escritor Jorge Luis Borges: preguntarse cosas fundamentales y que no seas la misma persona cuando empiezas o cuando terminas el libro elegido. Por eso digo que la literatura tiene que incitar, provocar, abrir puertas y ventanas para ver el mundo de un modo distinto.
¿Tú crees que con las nuevas tecnologías como el libro electrónico, la computadora, etc., hay más posibilidad o formas diferentes de llegar a ser un mejor lector o un lector diferente?
Un lector diferente, sí, las nuevas tecnologías transformarán también las costumbres del lector. Yo no soy pesimista. El libro como lo conocemos no desaparecerá. Lo que sí creo es que habrá una combinación de distintos formatos. La pantalla, el ciberespacio, va a dar origen a un nuevo tipo de conocimiento y a un nuevo tipo de libro. Esto está muy enfocado a los jóvenes que han crecido con pantallas y la idea de que éstas son compatibles con el papel. Para los que no crecimos con la pantalla, es más difícil. Por lo tanto, el libro no desaparecerá, aunque sí cambiarán las costumbres de lectura y, repito, el libro será compatible con las nuevas tecnologías.
Muchas veces los maestros que tienen que hacer promoción de la lectura nos preguntan qué deben decir, o más bien cómo hacer para que los alumnos tengan el gusto por la lectura y cómo ser un buen escritor. ¿Qué les dirías?
Te propongo dos respuestas: Una muy importante es cómo leer más. Me parece que los fomentos a la lectura que han hecho el gobierno o los gobiernos y los diferentes planes de educación son buenos. Pero se topan con la catástrofe que es la educación en México, de modo que esta situación impide que los jóvenes lean y no digo solamente libros; las últimas encuestas muestran la dificultad que hay en comprensión lectora. Por otro lado, no se puede esperar un gran plan del gobierno. Debe haber un día en que un joven pueda decir, por decisión personal, de manera libre y autónoma, que el libro es un instrumento de su vida cotidiana. No soy de los que piensan que debe haber un gran programa de lectura. Ahora, para escribir, yo creo que escribe el que lee. El lector tiene que traducir por medio de la letra impresa su capacidad de expresión. La cultura de la imagen hoy en día derrota a la letra impresa por la rapidez de la imagen misma.
Entonces, ¿deberíamos inventar el deseo por la letra impresa?
Exactamente, hay que inventar el deseo por la letra impresa, ésa es una buena frase. Para eso hay que devolverle a la letra impresa el prestigio que tenía antes. Hoy ha caído un poco en desuso. Hacia la década de 1960 surgieron espacios de televisión, radio, computadora que ocuparon el espacio de la letra impresa.
Tú hablas de la comprensión lectora, y es quizás allí donde se puede encontrar el deseo por la lectura.
Estoy de acuerdo, porque al generar, inventar o fabricar ese deseo puedes abrir las puertas que conducen a los grandes placeres de la lectura y así ser muchas personas a través de los personajes de las novelas. Para eso debes comprender lo que lees y esto dará por resultado, seguro, el deseo por la lectura.
Numero 35
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