El escritor propone una nueva lectura de la historia y el lector la revive

| POR Virginia Krasniansky
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En una tarde calurosa y soleada en la Ciudad de México nos encontramos con Pedro Ángel Palou para compartir con nuestros lectores, maestros y público en general las inquietudes y fuentes de inspiración de un talentoso escritor mexicano que muestra la historia de México de una manera diferente.

Pedro Ángel, ¿qué hay de referente histórico, propiamente dicho, en un narrador como tú, que provocas y mueves emociones en tus historias, y en tus libros?

Bueno, hay muchísimo, creo que la mayor parte de mis libros son "ficción documental"; así lo he tratado de definir. El cineasta acepta y es muy claro, cuando está haciendo un documental, hacer ficción documental y eso es un género en sí mismo. En literatura también podemos hablar de una ficción documental. Se trata de una ficción que imagina y que parte de un rastreo histórico, de una investigación histórica. Marguerite Yourcenar, escritora belga que escribía en francés y fue la primera mujer en ingresar a la Academia Francesa de la Lengua, dice que la única manera de escribir una novela con base histórica es sumergirse en la documentación y bañarla con las aguas contemporáneas. Así convergen dos discursos: uno del pasado documentado, preciso y otro del presente.
Por ejemplo, sabemos que no podemos ser el personaje de la Revolución mexicana, pero podemos leer la Revolución mexicana bañada con las imágenes del presente, en este caso, el año 2010.
Eso nos permite, en literatura, saber que la literatura no es la verdad de las mentiras, como dice Mario Vargas Llosa, sino que al crear una novela; ésta se convierte en una nueva verdad de la verdad.
Sabemos mucho más del Siglo de Oro de España por su novelistas que por sus historiadores o que por los documentos muertos de los archivos.
Cada vez que volvemos a un, libro éste revive los momentos que relata en su páginas; por ejemplo, El Buscón, de Quevedo. revive en el pícaro la España de esa época y nos permite reconocer su sensibilidad con mucha más profundidad. El héroe está construido por la historia; en cambio, el novelista es un juez de instrucción del alma humana, preocupado por las constantes psicológicas que son el poder, la traición, el amor, la amistad, y eso lo puede hacer con los personajes de una novela.

¿Tú crees que ésta puede ser una manera diferente de aprender y conocer la historia, y así recordar, festejar, y/o conmemorar el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución desde una mirada de escritor o novelista?

Pues sí.Todos los mexicanos nos hemos formado con el libro de texto gratuito y según la historia oficial. Durante muchos años la historia fue propiedad del Estado. Existe en este momento una renovación de la novela histórica. El lector mexicano se ha acercado a la historia porque se han vuelto a contar de manera diferente las mismas historias y en este año la efervescencia es mayor. Puede haber cinco novelas de La Corregidora porque todas son miradas diferentes dependiendo de los autores. Pueden contarse muchas versiones de Sor Juana porque es más humana cada vez; se revive al personaje porque es el lector quien lo revive, no el escritor. El escritor propone una nueva lectura de la historia y el lector la revive.

Entonces, es el lector el que pide a los escritores mostrar otra cara de los personajes. En tu obra hay tres personajes emblemáticos: Cuauhtémoc, Zapata y Morelos. ¿Cómo han influido ellos en ti?

Muchísimo, y citando otra vez a Marguerite Yourcenar, hay una especie de magia simpática necesaria si uno va a escribir novela histórica porque hay muchos tipos de novela histórica. Yo los divido en dos grandes tipos. La novela histórica que se ocupa de una época de la historia en donde los personajes centrales no necesariamente son héroes sino seres humanos que viven los acontecimientos históricos; y la de aquellos novelistas como Robert Graves, Marguerite Yourcenar, Gore Vidal, que se preocupan por enfocar esa historia desde la óptica de un personaje muy relevante en ese momento histórico. Por ejemplo, Adriano, en Yourcenar; Jesús, en Robert Graves, etc. Este último tipo de acercamiento a la novela histórica presenta dos grandes problemas: el primero de carácter estrictamente técnico narrativo. La historia de ese personaje todos la saben; saben que se murió etc., etc. Entonces, ¿cómo generar suspenso si el lector ya sabe la manera en que termina la historia?, ¿cómo hace el autor para crear otra vez una ilusión, para crear una historia de suspenso? Yo, como autor, represento nuevamente esos hechos y el personaje creado es querible u odiable para el lector o sea está cerca o lejos de su sentimiento, y no es el hecho histórico el que determina el acercamiento al personaje. El segundo problema es si los personajes escogen al novelista o el novelista escoge a los personajes.
El escritor intenta que al lector le pase lo mismo: que el lector encuentre en el personaje la fascinación del narrador.

¿Qué mensaje puedes dar a los maestros y al público en general para promover la lectura?

Yo fui más de ocho años maestro de escuela secundaria, luego de preparatoria y, por último, en la Universidad. Los jóvenes nos muestran y nos demuestran cómo son las cosas. Durante muchos mucho tiempo el maestro creyó que podía inculcar el gusto por la lectura con frases hechas y huecas, como "el que lee es mejor persona"; eso no es cierto, necesariamente. Había una maestra de primaria que decía el que lee será mejor profesionista, y así muchos otros ejemplos...
Como demostró el maestro Felipe Garrido, hay dos tipos de lectura: la lectura por placer y la lectura por obligación. En México se ha confundido la lectura por placer y es esa la que hay que promover.
El verdadero maestro puede hacer campañas para promover la lectura u organizar una campaña por los derechos de los lectores. La escuela debe tener un espacio para leer, un tiempo para leer. Indicar qué leer no es no hacer nada. Hay que leer cuando hay libros cerca. Los niños juegan futbol porque tienen una pelota cerca.
Hay que promover las bibliotecas de aula y las bibliotecas escolares. el libro debe estar cerca del niño. Y hay que enseñar a usar las bibliotecas. También existen muchos formatos de libros que promuevan la lectura. El niño hoy día lee porque la computadora y las nuevas tecnologías permiten leer de una manera diferente. La nueva generación es una generación lectora y que va a escribir; mi generación es una generación que habló. Tenemos que promover todo tipo de lectura, incluso la de los audiolibros, por ejemplo.

Numero 33

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