La lectura fomenta la posibilidad de diálogo

| POR Virginia Krasniansky
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Francesca Gargallo recibió a Club de Lectores en su casa de la colonia Condesa. Un espacio lleno de magia y libros con cuadros y objetos de amigos y compañeros que compartieron con la escritora sus andanzas y quehaceres.
Al informarle de las características del proyecto, Francesca nos agradece que Club de Lectores la introduzca en el tema de la lectura en la escuela.
Dice la escritora que la escuela es un espacio para aprender a gozar de cosas, no sólo aprender datos y formas obligatorias sino el saber como placer a través de la lectura que es colectivo y propio:
He revisado a través de los años, como feminista, los libros de texto gratuito que se ofrecen a los alumnos de educación básica. Desde el principio me di cuenta que tenían muy poca presencia e imagen femeninas y luego con los años vi que tenían algunas virtudes maravillosas; estos libros presentan la poesía por ser poesía y los cuentos por ser cuentos y los niños y niñas tienen opción de recibir una lectura que es obra de arte relativa a sus respectivas edades.
He hablado con algunas autoras y escritoras que me dijeron que el primer acercamiento a la literatura, es decir a leer y escribir algo por el placer que dan la escritura y la lectura, fue con los libros de texto gratuito. Esto es muy positivo. Es necesario que los maestros sepan que tienen un instrumento de lectura y no sólo un libro para terminar con un programa anual de lectura. En México los libros son caros. Hay que incrementar la producción de libros baratos y accesibles para fomentar la lectura.

Hay que fomentar la lectura de lo que es agradable. ¿Tú crees que hay alguna temática o modo para impulsar el gusto por la lectura?

La lectura misma. Si una maestra le dice al grupo: les voy a leer algo que a mí me gustó, y les hace sentir ese gusto, esto puede invitar a la fantasía. La fantasía es indispensable para mantener no sólo la propia inteligencia sino la propia capacidad de enfrentar al mundo.
Este es un mundo en donde la fantasía es condenada.
Me refiero a las fantasías en general, en plural sobre lo que sea, el ser física en el futuro o lo que voy a ser con mi vida

¿Tú relacionarías la fantasía con el deseo?

Sí, con el deseo y con la proyección de si mismo. La fantasía abre la proyección de si misma y con el placer.
Fantasear y leer son muy placenteros y no quiere decir frívolo o ligero.
Quiere decir poderse acercar a la realidad con una mirada verdadera que no esté cerrada a una sola posibilidad.
El placer y la fantasía abren la mente.

En tu escritura tú tomas temas que se vinculan a una realidad concreta, evidente y circundante. ¿Esta realidad tiene que ver con el deseo de mejorarla y educar?

Sí, mis novelas se refieren a situaciones vividas y experiencias de vida. Para mí la realidad es fascinante.
Mi hija dice que yo exagero la realidad y yo digo que no, que yo la reinvento. Yo no creo que exagero, yo creo que reduzco. Lo que es exagerado es el nivel de explotación en el mundo. Lo que es exagerado es que sólo un número reducido de personas elegidas ingresen a la universidad.
Yo comencé a estudiar con muchas dificultades en la primaria y secundaria pero en la universidad descubrí que me podían recibir porque respetaban mis fantasías. La escuela puede ser un gimnasio de sobrevivencia donde aprendes a sobrevivir, pero no es necesariamente el lugar donde aprendes a aprender.
La libertad y el diálogo los encontré en la universidad, allí encontré el placer de estudiar y el placer de escribir cuentos sobre canguros, con la libertad de creer y también de no creer. Aprendí a aprender en diálogo; la libertad y el diálogo es lo que me acerca a la filosofía latinoamericana, ésta que promueve el diálogo de ideas.
El método de la filosofía latinoamericana es el diálogo de ideas; es a esa tradición a la que me avoco y esto se puede iniciar en la escuela primaria.
La lectura fomenta la posibilidad de diálogo.

¿Cómo podríamos promover una educación libre y que nos haga felices...?

No censurándola, no dirigiendo qué debe o qué no debe saber la infancia; no promoviendo mentiras, ni siquiera las mentiras piadosas. Hay que aprender a no decir mentiras.

¿Tú has escrito para niños, verdad?

Sí, comencé a escribir para niños y en diálogo con niños cuando tuve sobrinas y cuando mi hija se reunía con sus amigos.
Cuando venían a la casa les leía y les contaba historias y a veces ellos me las contaban a mí... Por ejemplo historias de viajes, niñas, en particular niñas, que contaban el peso de la obligación de estudiar ciertas cosas que eran parte de lo correcto en la educación como por ejemplo estudiar música o ballet. También historias vinculadas a la comida, que es un tema que hay que tocar para educar en los verdaderos modelos saludables. La anorexia es un problema de placer, la bulimia es un problema de placer.
A los niños hay que enseñarles el placer de comer una manzana y que es mejor que un refresco, por eso escribo cuentos y les cuento cuentos y así aprenden...

Tú escribes novelas y cuentos sobre grupos diferentes, no me gusta decir minoritarios. Jesús Serna dice que no existen minorías, existen minorizados ¿Cómo se podría hacer una integración de las diferencias?

¿Cómo vincularse con una diferencia?
Reconociéndolas... Reconociéndolas sin ubicarse en una jerarquía. Todos somos diferentes, tenemos costumbres distintas, religiones distintas, gustos distintos, placeres distintos... Pienso en una universidad donde todos y todas somos universitarios y donde no me pueden decir: tú, por qué no eres psicóloga, por qué no eres bióloga, por qué no eres filósofa...
En una universidad las diferencias de los estudiantes son respetadas porque son propias de la universalidad.
Esto creo debería poderse decir de toda la sociedad. Una amiga maya quiché, hace poco me decía que uno de los grandes problemas de la filosofía, de lo comunitario es que hace de lo comunitario algo esencial. Lo esencial es algo que parece, que no se ve. Hay que reconocer nuestras diferencias en el vestuario, en la forma del cuerpo, en el concepto de belleza, en la construcción de un sujeto colectivo, un yo o un nosotros.
Las diferencias existentes no deben ser jerarquizadas.
El problema no son las diferencias existentes, el problema es la diferenciación que construimos sobre ella.

¿Qué diferencia podrías hacer entre los libros, los escritores y los lectores? ¿Tú crees que el libro hace lectores y que el escritor promueve la lectura?

Yo desde la primaria escribía y me estaban dando el instrumento para comunicarme con el mundo. En esa época parecía que era algo raro. Yo era de las niñas que se escapaban para leer. El lector tiene un cómplice y ese cómplice es indispensable para la lectura, es la persona que te deja leer, es la biblioteca del parque, es el Club de Lectores, es la maestra que te recomienda un libro, es el librero. Para el escritor ese cómplice en la vida de una persona es un amigo verdadero. También ese cómplice puede ser una institución.
Un buen bibliotecario y un buen librero pueden ser tus mejores amigos.
No conozco escritor que no lea, pero creo que leer no es con el fin de escribir, porque leer, es un placer en sí mismo.

Numero 29

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