Guadalajara tiene un aire que todavía huele a campo, a hierba y a resina de cedro. La industria de la región aún no ha destruido su color y la transparencia prístina de su atmósfera. Ésta es la ciudad que el maestro Fernando del Paso ha elegido para residir y es aquí donde amablemente abrió las puertas de su hogar para recibir a Club de Lectores y charlar con nosotros sobre su obra, recientemente galardonada con el Premio FIL de Literatura. Respecto al nombre del premio, del Paso discrepa profundamente. Nos dice: Para mí, es el Decimoséptimo Premio Juan Rulfo, alias segundo Premio FIL.
¿Conoció a Juan Rulfo?
Mire, de toda la lista de personas a quienes se les ha dado este premio y con la única excepción de Juan José Arreola, yo soy el que conocí más a Rulfo, el que fui más amigo de él, y por más tiempo, y el que más horas, horas interminables, conversé con él, de literatura y muchos más temas.
Usted ha viajado por todo el mundo, ¿cómo eligió asentarse en Guadalajara?
Bueno, no por todo el mundo, he viajado por muchos lugares de Europa y América, y he vivido en Estados Unidos, en Londres y en París. Y estoy aquí por invitación del entonces rector, el licenciado Raúl Padilla, quien me conoció en París y me invitó a colaborar en la Universidad de Guadalajara. Y yo, bueno, tenía ya deseos de regresar a mi país después de una ausencia de casi 24 años.
Entonces, ¿es usted ahora catedrático de la Universidad de Guadalajara?
Bueno, me llaman maestro, soy principalmente escritor, y es en ese sentido en que puedo enseñar a los jóvenes algo.
Sé que estudió medicina, ha sido publicista, periodista, y también pintor: ¿Cómo halló la manera de hacer confluir en su vida tantas vertientes?
En realidad, comencé a dibujar antes que escribir y mi primer sueño fue el de ser pintor, pero nunca lo logré, porque no alcancé los niveles que yo pretendía y, en cambio, se me dio la escritura y le he dedicado mucho más tiempo y esfuerzo a la escritura, y con mejores resultados. Pero nunca he abandonado del todo el dibujo y la pintura. No son hobbies, son una pasión, una vocación también. Sin embargo, están en segundo plano.
¿Y la poesía?
Bueno, me hubiera gustado más ser poeta que novelista. Pero uno no escribe lo que quiere sino lo que puede. Y me sale mejor la novela que la poesía.
Y... ¿por qué Carlota?
Bueno, porque desde muy niño oí de unos extraños personajes que pasaron por aquí: un emperador de barba rubia llamado Maximiliano y su esposa Carlota, y había oído hablar de manera muy superficial que el emperador fue fusilado aquí en México y su esposa se había vuelto loca. Ya más grande comencé a recopilar información sobre ellos; así, la idea de hacer una novela sobre la intervención francesa y Maximiliano y Carlota nació 20 años antes de empezar a escribir este libro. Pero usted no me preguntó por qué Noticias del Imperio, sino por qué Carlota, y es que ella se apoderó del libro en cierta manera. Se transformó en la voz principal, que es en realidad un conjunto de voces que expresan no solamente la soledad el desencanto, la desesperanza el odio, el amor, la pasión, sino incluso la lucidez, que se da a través de la locura de Carlota. Porque es ella la que sabe muy bien qué jugarretas les impuso la historia a ellos dos y se transformó así en la guía, el espinazo de Noticias del Imperio. Por supuesto, todo lo que dice Carlota yo lo inventé. Aunque hay muchos documentos y lo que hoy se llamarían datos duros, que son documentos, cartas, periódicos de la época y pregones políticos.
Entonces, ¿tiene usted una pasión más en la historia?
Así es, me he pasado toda mi vida en la cuerda floja, haciendo equilibrios entre la literatura y la historia, para no caerme de plano de uno de los dos lados. Aunque creo que ya caí en la historia totalmente.
¿Por qué será que el suelo de Jalisco ha dado tantos grandes hombres y nombres en la artes?
Bueno, yo nací en el Distrito Federal, pero este Estado me ha adoptado, adaptado y apapachado. Estoy muy contento en Guadalajara. Pero sí es notable que Jalisco haya dado tantos pintores y literatos tan buenos. Simplemente Orozco, Soriano, Montenegro, del lado de los pintores; y del lado de los escritores, Arreola, Agustín Yáñez, Juan Rulfo, José Luis Martínez. Y así, no para, ¿por qué, quién sabe?
Su mensaje:
Yo quisiera decir que mis libros son voluminosos, pero el volumen no garantiza la calidad ni nada, que yo cambiaría Noticias del Imperio y El Palinuro de México, por haber escrito El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry, y Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll. Me he desquitado haciendo varios libros para niños. Cinco de ellos los ha comprado la Secretaría de Educación Pública. Uno más va a aparecer este año. Me gustaría que lo leyeran los adultos también.
Numero 22
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