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Jorge Ibargüengoitia

Los giros de su vida


...Crecí entre mujeres que me adoraban.
Querían que fuera ingeniero: ellas
habían tenido dinero, lo habían perdido
y esperaban que yo lo recuperara. [...]
Faltándome dos años para terminar la
carrera, decidí abandonarla para dedicarme
a escribir. Las mujeres que había
en la casa pasaron quince años lamentando
esta decisión [...] Más tarde se
acostumbraron,
escribió Ibargüengoitia.

Se inscribió en la Facultad de Filosofía y Letras en 1951 para tomar las clases de teoría y composición dramática que impartía Rodolfo Usigli, quien lo marcó para siempre como escritor:

–Su obra es rudimentaria y no tiene acción, sin embargo es evidente que tiene usted sentido del diálogo y es capaz de escribir comedia.

–No sé que hubiera pasado si me dice
"esto no sirve” [...] y por su culpa [...]
fui escritor de teatro diez años.

En 1961, Ibargüengoitia estaba desencantado del teatro. Sus montajes no tenían éxito y, para colmo, en una entrevista que concedió Usigli a Elena Poniatowska en 1961, en donde el dramaturgo cita a sus alumnos favoritos, no lo mencionó a él. El resentimiento de Jorge por no ser mencionado por su maestro fue demasiado. Cansado como estaba, decidió cerrar para siempre su carrera en dramaturgia con la obra El
atentado.

El atentado me dejó dos beneficios: me
cerró las puertas del teatro y me abrió las
de la novela. Al documentarme para
escribir esta obra encontré un material
que me hizo concebir la idea de escribir
una novela sobre la última parte de la
Revolución Mexicana basándome en una
forma que fue común en esa época en
México: las memorias de un general revolucionario.

 

 

 

Esta novela, Los relámpagos de agosto, fue escrita en 1963, ganó el premio de novela Casa de las Américas en 1964, fue editada en México en 1965, ha sido traducida a siete idiomas y en la actualidad, diecisiete años después, se vende más que nunca.

Jorge Ibargüengoitia por fin había encontrado
su medio para desarrollarse como escritor. Decía que él tenía facilidad para el diálogo, pero incapacidad para establecerlo con gente del teatro.

A partir de esta fecha ganó todos los premios que existían en México para narrativa. Obtuvo también, dos veces, el premio cubano Casa de las Américas.

Refugiado en su casa de Coyoacán, primero, y más tarde en París, se dedicó a escribir novelas.

Falleció en un accidente aéreo el 27 de
noviembre de 1983 en Madrid, España.

 

 

 


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